El arte de convivir con el arte, así se llama la exposición que está planeando el Museo de Artes de Armenia y el Quindío para ser inaugurada el próximo 20 de julio. Con esa premisa, que parte del ejercicio de los artistas regionales en los tiempos de encierro, nos juntaremos, a través de obras plásticas, algunos creadores, en las instalaciones del MAQUI y en el ciberespacio.
El arte nace en cada uno de los seres pensantes y es tan personal como el individuo mismo, está condicionado por su entorno, conocimiento, experiencia, por el bagaje en general. Como dice James Whistler, “el arte sucede” y en tiempos de encierro las ideas afloran, los sentimientos empujan y las imágenes mentales buscan la materia. Sucede desde cada punto de vista, subjetivo y particular, así mismo es decodificado de manera individual. Causa lo que debe causar en cada espectador, porque dependiendo de qué se tenga en mente, así será la lectura de la obra.
La exposición que estará bajo la responsabilidad museográfica de María Cristina Mejía y la, nada fácil, tarea curatorial de Martha Alicia González; plantea, desde la perspectiva narrativa, un reto interesante: poner a dialogar las ocurrencias de alrededor de 15 artistas de corrientes, estilos y técnicas diferentes a partir de la reflexión de convivir con el arte, todo en un espacio colaborativo.
Para algunos artistas convivir con el arte es la coyuntura detonante, la reacción, para otros, es la exploración disciplinada, la investigación, para todos, es la materialización de universos internos, de ideas atoradas en la garganta. Paraíso y Catábasis al mismo tiempo.
En buen momento llega esta exposición, que además sirve para conmemorar los 10 años del Museo, —un espacio fundamental que se agradece— y reactiva la exhibición de la plástica en el departamento para mostrar, en algunos casos, los productos creativos del encierro, y sobre todo, da la oportunidad a los ciudadanos de disfrutar de las artes plásticas.
Zapping: La ley por la cual se declara al yipao y la cultura yipera como patrimonio cultural integrante del PCC no es un logro menor. Muchos años llevaban los dolientes del Willys buscando apoyo y compromiso político para formalizar algo que la cultura regional ya había establecido, pero que requería de soporte legal para evitar que este desapareciera.
En peligro estuvo el Yipao cuando del Ministerio de Transporte pusieron los ojos en el emblemático vehículo, pero para señalarlo de peligroso y ponerle trabas de todos los tipos. El Representante a la Cámara Diego Javier Osorio, elegido entre otras con las banderas del turismo y la protección del PCC, honró su compromiso, escuchó los argumentos y los defendió en el Congreso hasta conseguir esta ley, que da herramientas legales para que el estado, a través de sus ministerios y descentralizados, pueda garantizar la preservación del Yipao y su cultura. Sea el momento para hacer un homenaje a Jhon Jaramillo y Luis Fernando Ramírez, porque, con su visión proyectaron lo que hoy le llega como un regalo al territorio del PCC.