Descargue Carmesí

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Carmesí es un libro ilustrado de Microcuentos, disponible bajo licencia Creative Commons 4.0 (CC,BY) escrito por Jorge Urrea. Siéntase libre de Descargarlo y compartirlo

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Común-mente Episodio 1 - Temporada 1

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jueves, 25 de junio de 2020

Convivir con el arte

El arte de convivir con el arte, así se llama la exposición que está planeando el Museo de Artes de Armenia y el Quindío para ser inaugurada el próximo 20 de julio. Con esa premisa, que parte del ejercicio de los artistas regionales en los tiempos de encierro, nos juntaremos, a través de obras plásticas, algunos creadores, en las instalaciones del MAQUI y en el ciberespacio. 

 

El arte nace en cada uno de los seres pensantes y es tan personal como el individuo mismo, está condicionado por su entorno, conocimiento, experiencia, por el bagaje en general. Como dice James Whistler, “el arte sucede” y en tiempos de encierro las ideas afloran, los sentimientos empujan y las imágenes mentales buscan la materia. Sucede desde cada punto de vista, subjetivo y particular, así mismo es decodificado de manera individual. Causa lo que debe causar en cada espectador, porque dependiendo de qué se tenga en mente, así será la lectura de la obra.    

 

La exposición que estará bajo la responsabilidad museográfica de María Cristina Mejía y la, nada fácil, tarea curatorial de Martha Alicia González; plantea, desde la perspectiva narrativa, un reto interesante: poner a dialogar las ocurrencias de alrededor de 15 artistas de corrientes, estilos y técnicas diferentes a partir de la reflexión de convivir con el arte, todo en un espacio colaborativo. 

 

Para algunos artistas convivir con el arte es la coyuntura detonante, la reacción, para otros, es la exploración disciplinada, la investigación, para todos, es la materialización de universos internos, de ideas atoradas en la garganta. Paraíso y Catábasis al mismo tiempo.

 

En buen momento llega esta exposición, que además sirve para conmemorar los 10 años del Museo, —un espacio fundamental que se agradece— y reactiva la exhibición de la plástica en el departamento para mostrar, en algunos casos, los productos creativos del encierro, y sobre todo, da la oportunidad a los ciudadanos de disfrutar de las artes plásticas.

 

Zapping: La ley por la cual se declara al yipao y la cultura yipera como patrimonio cultural integrante del PCC no es un logro menor. Muchos años llevaban los dolientes del Willys buscando apoyo y compromiso político para formalizar algo que la cultura regional ya había establecido, pero que requería de soporte legal para evitar que este desapareciera. 

 

En peligro estuvo el Yipao cuando del Ministerio de Transporte pusieron los ojos en el emblemático vehículo, pero para señalarlo de peligroso y ponerle trabas de todos los tipos. El Representante a la Cámara Diego Javier Osorio, elegido entre otras con las banderas del turismo y la protección del PCC, honró su compromiso, escuchó los argumentos y los defendió en el Congreso hasta conseguir esta ley, que da herramientas legales para que el estado, a través de sus ministerios y descentralizados, pueda garantizar la preservación del Yipao y su cultura. Sea el momento para hacer un homenaje a Jhon Jaramillo y Luis Fernando Ramírez, porque, con su visión proyectaron lo que hoy le llega como un regalo al territorio del PCC.

domingo, 21 de junio de 2020

Del retrato de la miseria y otras genialidades

El domingo pasado hubiera cumplido 71 años Luis Ospina (1949 – 2019) yo no me atrevería de decir, como muchos lo hacen, “el último rebelde de caliwood” de ese grupo sobrevive justamente quien se inventó el término caliwood. Uno de sus cómplices y amigos, el maravilloso dramaturgo y director, que conserva la esencia, la memoria y la irreverencia de aquel irrepetible puñado de creadores de la imagen. Me refiero a Sandro Romero Rey, a él, le dedicaremos una futura columna, pero hoy es tiempo de recordar a Luis Ospina.




 

Ospina fue uno de esos cineastas que no llegó al séptimo arte por coincidencia, como evolución de la publicidad o que se hizo en el campo. Desde muy joven comenzó a narrar con la imagen, a los 15 años realizó un corto llamado Vía Cerrada y al terminar su colegio se fue a estudiar cine en la Universidad de California (UCLA), sí, en la meca del cine. 

 

En los ires y venires, clásicos de los estudiantes en tiempos de descanso, trajo cortos que siendo trabajos universitarios lograron espacios en la escena cinematográfica colombiana, por ejemplo: Acto de fe (1970). 

 

El arte era incipiente, eran pocos los directores y muchas menos las oportunidades técnicas de acceder a una cámara de cine.   —Hoy es otro cuento, no hay merito en capturar la imagen sino en hacerla historia‑. Su ‘pana’ de creación, Carlos Mayolo, escribió en sus memorias “el lenguaje y los temas son hijos del desarrollo de la técnica” Ospina y Mayolo en los setenta no se detuvieron en, ni, por la técnica; se dedicaron a explorar lenguajes, a crear proyectos transmediales sin ni siquiera existir el concepto: con Andrés Caicedo crearon un cine club que expandía los análisis de las películas que proyectaban a la revista Ojo al Cine y, como en el caso de Agarrando Pueblo (1978), convirtieron artículos críticos de las temáticas del cine nacional en obras cinematográficas.

 

En 2008 Luis Ospina concedió una entrevista a la revista digital chilena La Fuga donde explicó el origen del termino pornomiseria y deja clara la manera como se produciría la expansión narrativa “Bueno, lo de la porno-miseria no tiene nada que ver con Andrés Caicedo, realmente surgió a raíz de Agarrando pueblo, que fue una película que se filmó en 1977, en una época en que en Colombia proliferaban cortos de exhibición obligatoria. Esto dio pie a que mucha gente se especializara en filmar pobres en las calles, resultando películas bastante baratas y malas. También en el cine latinoamericano estaba de moda el cine social, donde mucha gente se aprovechaba de nuestras miserias y penurias haciendo películas para el paladar y los festivales y la mala conciencia europea. Nosotros, que veníamos de la crítica de cine escrita decidimos hacer la crítica de cine “en cine”, y de ahí viene Agarrando pueblo

Yo creo que ahí se comenzó a ventilar este término de la porno-miseria, hasta el punto que ya no sé si nos lo inventamos con Carlos Mayolo o no”

Agarrando Pueblo hizo un retrato de la miseria, de la miseria de los directores que explotaron el mal ajeno.

 

Pura Sangre (1982), Soplo de vida (1999), Agarrando pueblo (1977), Ojo y vista: peligra la vida del artista (1988), Cámara Ardiente (1991), Soplo de Vida(1999)Un tigre de papel (2007) Todo comenzó por el fin (2015) entre otras más de 30 creaciones, dan cuenta de la prolífica obra de Luis Ospina y sirven de inspiración y aliento para quienes nos apasiona la imagen en movimiento.

Concejo rima con

Concejo se escribe con c de comunicación, pero al parecer en el caso de la corporación de los armenios, consejo se escribe con s de silencio y solapado.


Expuesto el hecho de haber aprobado un orangután del tamaño de King Kong, no se ha visto mayor esfuerzo por parte de los concejales para comunicar claramente a la opinión pública la decisión que tomaron. Ante semejante revelación ventilada por algunos medios de comunicación, que compromete la estabilidad de la alcaldía y, por ende, de Armenia, se configura una situación de crisis que han debido conjurar con claridad inmediata las partes: el concejo —por aprobar— , el alcalde —por meter el mico— y el gobernador —porque el alcalde encargado lo representa y los artículos se le endilgan como un mandado—.

En comunicación de crisis hay varios aspectos que considerar: la verdad, la claridad, la coherencia, la velocidad y los canales de comunicación. Al momento de finalizar esta columna se conocen las publicaciones de la prensa —no tantas como deberían—, una lacónica entrada web en la página del concejo y un par de infortunadas declaraciones de concejales.

Faltan muchas cosas, pero, sobre todo, falta comunicación. La página de internet del concejo la encabeza un titular que no dice nada: “Plan de Desarrollo 2020-2023” seguido de un lead solapado “En un hecho histórico y sin precedentes hoy 15 de junio el concejo municipal de Armenia ha revocado los artículos 35 y 36 que habían sido aprobados en el plan de desarrollo el día viernes 12 de junio”. ¿Qué es lo histórico?, ¿qué corrijan un error?, ¿qué pretendan hacer ver el reversazo como un acto heroico? o ¿que reconozcan o nos quieran hacer creer los concejales que no leen lo que aprueban?

No es nuevo que algunos de los honorables, esos que se hacen elegir dizque en representación de los ciudadanos, no hagan su trabajo con atención. Memorable es el caso de Simón Gaviria y la firma de la conciliación a la reforma a la justicia en 2012. En su momento W Radio reseñó: “El representante reconoció que leyó la conciliación ‘por encima’ antes de firmarla. ¿En qué nos equivocamos? En el afán del día de no revisar artículo por artículo”. Ya verán la coincidencia.

El martes, este diario publicó las siguientes declaraciones de concejales: “Personalmente yo no conocía el contenido de los dos artículos… vine a conocer en el momento en que se le dio lectura y por la ligereza de ese momento…”, otro manifestó, “yo hasta ni puse cuidado, soy sincero”. Tratar de camuflar este error como un descuido no debería pasar inadvertido para los ciudadanos y sí tener mayor resonancia en medios de comunicación. 

Si aprobaron con conciencia, los concejales no representan los intereses de los armenios, si lo hicieron por descuidados, no están preparados para asumir la responsabilidad que los enviste. Pero no deben ser solo ellos quienes respondan, alcalde y gobernador no pueden pasar de agache y seguir en silencio con s de consejo, que rima con conejo.

lunes, 15 de junio de 2020

Convocatorias Audiovisuales

EL sector audiovisual en el Quindío, representado por el Consejo Departamental de cinematografía, ha sido cenicienta de las artes en la región, pocos son los recursos que se han destinado a la creación e insuficientes los asignados para circulación.

 

En días recientes, se conocieron varias convocatorias para la producción de contenidos de video, cine y televisión; emitidas por el Ministerio Tic, Mincultura y Telecafé. Una buena oportunidad para realizar las historias que se vienen creando desde los territorios, tanto en género documental cómo en ficción.

 

La convocatoria del Mintic promete impulsar las medianas y pequeñas productoras, pero pone dentro de sus filtros una evaluación del equipo creativo de producción que privilegia, no con pocos puntos, la experiencia de los profesionales que lo conforman. Eso no es malo de por sí, la experiencia es deseable y necesaria, pero riñe con el concepto de apoyo a los pequeños y sobre todo con el de descentralización de la industria audiovisual. ¿Quiénes,sino los mismos, tienen la mayor cantidad de horas de producción entre pecho y espalda? ¿En donde,sino en la capital, están los profesionales con más experiencia? ¿Cómo lograrla si no se da la oportunidad a los nuevos realizadores para crear?

 

No se trata de incluir a todo el que, de buenas a primeras, quiera llegar a hacer productos audiovisuales, sino,de categorizar: abrir proyectos de menor calado, presupuesto y responsabilidad para noveles realizadores y exigir mayor experiencia y soporte institucional a producciones de mayor tamaño. Con el mismo recurso es posible cubrir ambos escenarios y aportar a la estructuración de la industria, especialmente en las regiones.

 

La de Telecafé, en mi criterio, se excede en exigencias y es redundante -lo que la hace más compleja de digerir—. Desde la perspectiva de la experiencia también hay peros; vale lo mismo una propuesta de un productor experimentado que la de un empresario de un año de antigüedad; y da lo mismo, para efectos de puntación, haber dirigido un comercial que un largometraje: 8 de 10 puntos.

 

A la convocatoria del Mincultura los quindianos no nos pudimos ni asomar, porque, por negligencia de la Secretaría Departamental de Cultura, que ni raja ni presta el hacha, no se conformó el Consejo Departamental de Cinematografía, ni se prorrogó la vigencia del que había; requisito sine qua non para presentase a la convocatoria de relatos regionales. 

 

Mientras tanto el sector cultural sigue esperando las convocatorias de Concertación y Estímulos que por ley debían haber salido en el primer trimestre del año, pero dizque no hay recursos. Para lo que sí hay dinero, según los comunicados de la Gobernación, es para la Asociación de Músicos Profesionales del Quindío, que al parecer tiene corona y son expertos en hacer presión política y mediatica.

 

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jueves, 4 de junio de 2020

Conciertos pírricos

Pagar por un concierto online es como pagar a un restaurante por un delicioso arroz con huevo a domicilio. ¡Por ahora!
Por donde sea que se le mire, la ‘reinvención’ de la industria del entretenimiento mediada por las TIC, implica un cambio de formas narrativas y experiencias de consumo. También, que aparezcan nuevas sensaciones y que se genere la necesidad de hacerse a mayor tecnología en el hogar para sacar provecho de estas. 
Evidentemente las artes escénicas —música, danza, teatro— son propicias a ser registradas en medios audiovisuales, lo que no quiere decir que, en su puesta en escena, adopten el lenguaje y la narrativa del audiovisual; tan solo usan su soporte, es decir el video como medio. 
El fenómeno se ha hecho evidente en estos días de ‘creación hogareña’, los artistas han producido sus piezas en una suerte de amasijo compuesto por las características de cada expresión artística y las del audiovisual como medio usado para difundir; lo que podría devenir en un público que se acostumbre a ver espectáculos en un solo plano general; que sería tanto como volver a los tiempos de las vistas de los Lumière, en un proceso involutivo del lenguaje audiovisual donde la cámara era solo un instrumento para llevar el teatro y la vida diaria a otros espacios.
Cuando se asiste a un concierto, de los que hacen honor a su significado, se paga por una experiencia: el rito de prepararse y llegar a la arena, el contacto social, el montaje técnico, la proximidad física con el artista y —un tema fundamental— la tridimensionalidad. En esto radica la diferencia con las plataformas de cine en casa: nosotros no compartimos, desde el origen del medio, con los actores y las locaciones de manera corpórea. El contrato con el audiovisual es otro, nos prometen universos que no podemos tocar pero sí ver y escuchar.
Dicen los promotores de los conciertos online que la experiencia es más personal, que los artistas “saludan a los asistentes”, ¿Cómo en los vallenatos están pagando por saludos? Además de eso, ¿que hay de distinto con los conciertos disponibles en la red? Diría que la diferencia juega a favor de los espectáculos disponibles en Youtube, porque allí el soporte audiovisual es usado narrativamente para representar la función en todo su esplendor —escenario, luces, público, emoción—, no un plano general en la sala de la casa. 
Una cosa es compartir el arte para menguar las consecuencias del encierro y mantenerse vigentes; otra, convertirlo en un negocio que va en detrimento de él mismo, por limitar su capacidad expresiva y social. Además de establecer modelos comerciales que podrían implicar la desaparición de los contenidos libres en la red: “Si no pagas por ver no tienes contenido”, lo que a la larga se podría devolver, “si no me das contenido, no te sigo” y así, un circulo vicioso que puede, de perdurar el modelo, convertirse en una victoria pírrica. Perder ganando. 

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martes, 2 de junio de 2020

Incrédulos Redimidos

Otrora —dirían las abuelas— los pequeños cafés al aire libre de la carrera 14 en Armenia, junto a la Plaza Bolívar, hacían las veces de oficinas de unos cuantos qué revoloteando la periferia de los centros administrativos, ‘gestionaban’ para si mismos y sus amigos.

El cambio de año y la Covid-19 se encargaron de modificar esas prácticas, ahora sí culturales, —desde la perspectiva sociológica de las formas de conducta—.

En los cafés se tejían —por no decir fraguaban— conspiraciones contra los potentados del poder, contra los prósperos; quienes, por serlo; malos habrán de ser… Eso me recuerda las letras de Silvio Rodríguez Domínguez. 

Tener no es signo de malvado
Y no tener tampoco es prueba
De que acompañe la virtud
Pero el que nace bien parado
En procurarse lo que anhela
No tiene que invertir salud

Muchos de los depositarios de las malquerencias, no nacieron “bien parados”, la han luchado con disciplina, constancia y esfuerzo para llegar a donde están, pero eso no les gusta los asiduos consumidores de café de la calle real.

Las auras se han renovado por los pasillos de los edificios públicos y los cafés se han vaciado; en parte porque se cerraron, pero también, porque los visitantes cambiaron de oficina, ahora, beben café malo y pago por el erario.  

Esos mismos, no comprendían, en el gobierno pasado, las dificultades con el Plan Departamental de Desarrollo               —torpedeado por la Asamblea del Quindío—; exigían las convocatorias de Concertación y Estímulos, sin que hubiera contratación, por ende, recursos de estampilla pro cultura; también reclamaban millonaria contratación directa. Esos mismos… ahora son compresivos e indulgentes. 

Las voces que antes eran beligerantes, bajaron el tono para explicar por sus dirigentes, —cual Déjà vu argumentativo conveniente—  que: “No hay plata para abrir las convocatorias porque no ha habido contratación”; que hay buena voluntad pero, “tenemos el bendito obstáculo del plan de desarrollo”, entre otras justificaciones. Los dueños de esas voces ahora son, incrédulos redimidos.

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www.jurrea.com


Confinados

Con el lanzamiento de la serie de televisión Confinados, el pasado domingo, el canal RCN se aventuró a explorar nuevas rutinas de producción, retomar modelos de programación e inclinó la balanza en el eterno debate sobre qué es más importante en una pieza audiovisual: la historia o la puesta en escena. 

El vertiginoso avance de la tecnología de captura de imagen y sonido, y el abaratamiento de los equipos técnicos para la producción audiovisual, ha facilitado la realización de producciones y la ha democratizado, poniendo, relativamente, al alcance de cualquiera, la posibilidad de narrar desde la imagen en movimiento. 

Desde hace ya varios años el mencionado avance tecnológico ha difuminado la línea divisoria entre los soportes de exhibición del cine, el video y la televisión; de esta manera los realizadores han cruzado las fronteras narrativas aplicando los lenguajes de unos y otros soportes de manera indiscriminada, es por esto que cada vez es más común que las series parezcan películas largas y que las películas se consuman, por parte de los espectadores, en plataformas diferentes a las salas de cine y con rituales adaptados a los nuevos medios. Es decir, la diferencia entre unos y otros no radica en el lenguaje audiovisual, ni la narrativa ni en el soporte de proyección, apenas sí, ligeramente, en el rigor técnico y densidad temática. La diferencia está, entonces, en las historias, en la complejidad con la deciden los guionistas contarlas y las exigencias de producción que en los libretos reposan.

Confinados, cambia las rutinas de producción, que están en proceso de modificación desde hace unos años, porque, pasa de los grandes estudios, de las unidades móviles, de la producción multicámara y los numerosos equipos humanos; a producciones hechas en locaciones reales —Las residencias de los actores— con arte —ambientación, utilería, escenografía— que se tiene a mano, con luz natural —al mejor estilo Dogma 95— y la imagen y el sonido capturados por el micrófono del celular. Todo dirigido a distancia por una videollamada. 

Si quitamos el aparataje, ¿Qué queda?: La historia, que, como podemos ver, sí se puede contar con pocos recursos de una manera digna, dejando el protagonismo a las situaciones, a lo que les pasa a los personajes. Ojo, que esta historia está escrita para hacerse así, con pocos recursos; no se debe generalizar, ya que no es lo mismo dirigir mirando a los ojos, provocando la emoción en el actor, que dando instrucciones a distancia. No es lo mismo narrar con la imagen de un celular que teniendo el control de una cámara, dominando la profundidad de campo y valiéndose de movimientos y desplazamientos con aparatos diseñados para ello. No es lo mismo generar atmosferas con ambientación e iluminación. No es lo mismo, pero al final, es igual: tenemos un producto audiovisual que conmueve, emociona, toca fibras, entretiene.

Quienes se engancharon con el primer capítulo de la serie, vuelven al modelo de la Neo televisión. El cambio de la rutina de producción le baja el ritmo industrial y entonces, hay que esperar para ver el siguiente capítulo, retoma el modelo original de programación de las series de emisión semanal, ahora con el apoyo de las plataformas digitales. Eso produce otra experiencia de visualizado.

El riesgo que se corre es que la industria considere que, como se pueden hacer historias audiovisuales con pocos recursos y la gente igual las disfruta, esa deba ser la nueva forma de producir, y que esto afecte el ecosistema de realización: que los actores sean camarógrafos, directores de arte, luminotécnicos, proveedores de recursos técnicos y estéticos. Esto, justo cuando en las regiones apenas estamos entendiendo la importancia de profesionalizar y especializar funciones en la producción audiovisual.

Muy bien por el experimento; creativo, pertinente, representativo, audiovisual y narrativamente bien hecho. Solo espero, por el bien de la industria, que sea la acepción y no se convierta en la regla.

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