Una de las características preponderantes de la digitalización de los medios de comunicación es la fragmentación, esto aplica para la segmentación de contenidos, audiencias, clientes, usuarios y un largo etc.
En la historia de los medios de comunicación, el cambio se ha evidenciado en el paso de contenidos generalistas agrupados en un solo medio, pasando por medios especializados en temas específicos, hasta la segmentación extrema, tanto de contenidos como de soportes. Algo así como una gran explosión que dejó como resultado un universo de posibilidades que podría decirse que incluso son difíciles de identificar.
Por allá a principios de los noventa el boom de las parabólicas permitió acceder a gran variedad de canales de televisión internacional. En particular de la televisión peruana que traía consigo programas de reportajes con un ligero e interesante tinte sensacionalista, pero también series y telenovelas. Para ese entonces más de 30 canales era una exageración. Con los años la tecnología cambió y la oferta aumentó; hoy pasan de 100 los canales ofertados en la televisión cerrada.
Al llegar Netflix y su catálogo de más de 5.000 títulos, entramos a la denominada cuarta ola tecnológica y la elección se hace más compleja aún. Si a esto se le suma la segmentación dentro de los propios servicios de televisión bajo demanda —conocidos como OTT— entonces aparecen opciones como Amazon Prime, HBO, Crunchyroll, Hulu, entre otros muchos que incluyen la más reciente, Disney +. Cada uno arañando una parte de la audiencia y ofreciendo contenidos exclusivos y de gran calidad técnica que paradójicamente podrían representar un giro en u.
Siguiendo en los 90, para poseer una canción había que comprar el disco completo, así fuera solo 1 de 10 temas el que motivara la compra, con las plataformas musicales ahora se puede adquirir una sola canción o pagar una suscripción para acceder a un universo de alternativas, lo irónico es que en el audiovisual, gracias a la fragmentación, para poder ver una serie en particular toca pagar la suscripción completa a una plataforma —como volver al cd— y todas nos tientan con productos exclusivos, es decir que pasamos de un contenedor con muchas alternativas a muchas alternativas de contenedores que complejizan y hacen más costoso el entretenimiento.
Para poner un ejemplo, según reviews.org en promedio un usuario de Netflix tan solo ve el 2 % de los contenidos ofertados, pero ahora con la llegada de Disney +, muchos ya están considerando la suscripción a esta plataforma porque sus contenidos no se podrán ver en ninguna otra. Al paso que vamos podrían ser decenas de suscripciones que sumadas son toda una renta.
Ante tantas opciones —como reza el adagio— el que mucho escoge con lo peor se queda.
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