Pasó “Quindío Tomando Escena” el concurso departamental de cortometrajes y dejó 25 nuevas piezas audiovisuales que dan testimonio de la creatividad y capacidad narrativa de los realizadores quindianos. Llama la atención que, de las dos categorías: principiantes y profesionales, la primera tuviera más acogida con 22 cortos en competencia, versus 3 profesionales a pesar de que ambas contaban con premios de un millón de pesos para los primeros puestos y 500 mil para los segundos.
El concurso además de premiar a las mejores piezas audiovisuales realizadas con dispositivos móviles, contó con la participación, como talleristas, de profesionales de trayectoria y reconocimiento nacional como Mónica Palacio, guionista y analista de contenido de Telemundo, quien orientó un taller de guion y Miguel Urrutia reconocido por sus talleres de cine de bajo presupuesto. Dos muy pertinentes procesos formativos que estuvieron disponibles para quienes los quisieran tomar y tuvieran acceso a una conexión a internet.
Adicionalmente dos figuras de la cultura nacional, Cristian Valencia y Diego Chalela —escritor y guionista respectivamente—,estuvieron encargados de juzgar las piezas que finalmente fueron premiadas el pasado 11 de diciembre.
Desde mi perspectiva no hubo mayor diferencia entre la factura —así se le dice a la calidad general de una obra audiovisual— del corto ganador en la categoría principiante y el de la categoría profesional, siendo incluso más llamativo y con algunos detalles surrealistas —de fina coquetería— el corto Acuario de Juan Felipe León, que se alzó con el primer puesto de los amateur, eso si, la historia aunque es buena, me deja con la idea que haberla leído antes como una de esas publicaciones virales de redes sociales, pero audiovisualmente está bien hecha.
El corto ganador en la categoría profesional, Cuestión de opción de Diego Fernando Rodríguez, es rico en planos y sobre todo en perspectivas, el arte está bien hecho y el montaje le ayuda, excepto por el audio en off de un televisor que despista en su primera aparición, infortunadamente presenta falencias en la actuación del personaje de la abuela y la historia no deja de ser una anécdota —pertinente y dramática por el momento covid— sin punto de giro que logre sorprender o conmover. Ambas piezas las pueden ver en la página de Facebook del concurso.
Lo importante de proyectos como Quindío Tomando Escena es que incentivan la producción audiovisual en la región, con formación y dinero —aunque hay que tratar de que Gobernación y Alcandía comprendan lo costoso y complejo que es hacer imagen en movimiento para que aumenten los recursos—. Ya hay un camino adelantado en cuanto a exhibición, así que urgen más convocatorias que premien la producción.
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