“A la distancia más juntos que nunca”
Se comenzó a hablar de colaboraciones remotas conocidas como crowdsourcing en el año 2006, cuando el periodista de tecnología Jeff Howe comenzó a investigar el fenómeno de la tercerización de tareas mediadas por internet. Por allá en 2010, el crowdsourcing, con su hermano el crowdfounding (forma de financiar proyectos, también conocida como micro mecenazgo) se hicieron un espacio en la teoría de la comunicación digital por considerárseles propias y características del ecosistema digital que, para la época, se llevaba la atención mundial.
Bajo el modelo de ‘todos conectados’ y la premisa de la ONU a partir de los Objetivos del Milenio de “reducir la brecha digital” estaban dadas las condiciones para que una porción muy importante de creadores del mundo pudieran comenzar a juntar talentos y producir resultados de alta calidad que difícilmente se podrían conseguir con los recursos, técnicos y humanos, disponibles alrededor de una persona o empresa X en un lugar X del mundo, es decir, lo que permitió la tecnología es que se armaran ‘súper equipos’ con las personas más apropiadas para desarrollar una tarea, sin importar el lugar donde estas se encontraran.
Pero la creatividad no se queda quieta, ni se limita a súper talentos, pronto el modelo de colaboración remota se esparció y aparecieron piezas como Life in a Day, un documental -que si no lo han visto vale la pena que lo hagan- producido por Ridley Scott con el apoyo de YouTube y dirigido por el ganador del Oscar Kevin Macdonald, en el que personas de todo el mundo (consideradas co directores) enviaron colaboraciones de actividades realizadas el día 24 de julio de 2010 para crear una obra audiovisual que recrea un día en la vida del mundo.
A raíz del confinamiento vemos como la dinámica de la producción artística adopta modelos colaborativos como los descritos -sobre soporte audiovisual que sigue demostrando ser el rey porque al video, mayoritariamente, recurren las demás artes para visibilizarse- encontramos en la red a La Filarmónica de Rotterdam que reunió en una pantalla a sus interpretes para nuestro deleite o al cantante Rosarino Juan Baglieto, quien hizo una versión de su éxito El Tempano acompañada por sus músicos, cada uno, desde su lugar de cuarentena.
Y así pasan los días, Como dijo Baglieto en el colofón de su video “a la distancia más juntos que nunca”, armando un triangulo que se completa con la ecuación: interpretes desde sus casas, espectadores desde las suyas sobre la base de la red mundial de información.
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