Mientras escribo estas líneas suena la Sonata número 15 de Wolfgang Amadeus Mozart, un ilustre zurdo. Me contaba mi abuela Mariela que antaño a los zurdos, además de las conocidas dificultades para realizar actividades con artefactos diseñados para diestros; los excluían, segregaban y obligaban a usar la mano derecha, para lo cual les amarraban, desde muy niños, la mano izquierda atrás de la espalda. ¡Qué infamia!
Los zurdos somos un exclusivo —desde la perspectiva de la reducida cantidad— grupo de hombres y mujeres que se calcula en el 10% de la población mundial, eso quiere decir que 1 de cada 10 humanos es zurdo y por eso, tácitamente, cada que vez que un zurdo ve a otro, se siente identificado. Es como si encontrara a un hermano, a un compañero de manada, en una sensación primaria de tipo tribal.
Debido a la ya mencionada segregación, y en busca de crear conciencia alrededor de las dificultades por las que pasan los zurdos para realizar algunos de sus quehaceres, en 1976 la Left Handers International, una organización londinense, estableció que el 13 de agosto, es decir mañana, sería el día internacional del zurdo. El 13 que es un número cabalístico no es fortuito, este guarismo, al igual que quienes escribimos con la mano izquierda, ha sido asociado a toda clase de mitos negativos que se pretenden romper haciendo de esta fecha un hito en contra de los prejuicios.
El concepto de izquierda y derecha, desde la perspectiva etimológica y simbólica lo explica, maravillosamente, José Luis Gavilanes en una recomendable columna publicada en 2018 en el portal La Nueva Crónica, allí el autor explica: “Cada una de las dos extremidades superiores e inferiores del cuerpo humano se adjetivaban en latín como dextera y sinistra”. Partiendo de allí describe la manera como han evolucionado hasta los que hoy usamos “El primer término fue sustituido en español por ‘derecha’ (del lat. ‘directa’), con el sentido positivo de «justicia» o «facultad de hacer algo legalmente». El segundo fue reemplazado en español y otras lenguas de la zona pirenaica y sureste de Europa por ‘izquierda’, palabra de origen prerromano que arrastraba en sentido figurado las nociones de «torpe», «adverso», «malvado»”.
En el campo religioso la connotación del bien y del mal también se vale de la lateralidad: “En la iconografía religiosa el infierno y los condenados aparecen a la izquierda. Incluso «un cero a la izquierda» es alguien que no sirve para nada y quien se levanta «con el pie izquierdo» pasa un mal día. Entre los jugadores era de mal agüero alzar las cartas con la mano izquierda. Quizá de ahí venga la frase «Dios te dé buena mano derecha». Por ello, quienes hacen las cosas «como Dios manda» son inequívocamente ‘diestros’ ganando el cielo sentados a su derecha.” Dice Gavilanes.
Aunque la palabra zurdo carga con el mismo estigma de su sinónimo izquierda; me considero orgullosamente zurdo por la dominancia de mi lateralidad, y no izquierdo, en oposición al lado que ocuparon los diputados asambleístas franceses en 1789 cuando se dio origen al concepto político/ideológico de izquierdas y derechas. Aunque —tengo que reconocerlo— cada vez estoy más cerca del centro.
Feliz día del zurdo.
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