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Carmesí es un libro ilustrado de Microcuentos, disponible bajo licencia Creative Commons 4.0 (CC,BY) escrito por Jorge Urrea. Siéntase libre de Descargarlo y compartirlo

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Común-mente Episodio 1 - Temporada 1

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jueves, 11 de febrero de 2021

Comunes con privilegios

 Los comunes andamos a pie, sin escoltas, ni prebendas; vivimos sin aspavientos ni estrategias de imagen. Los comunes no van por la vida explicando que lo son.

 

Asustados por las andanzas de sus excamaradas disidentes, el partido farc, ad portas de una campaña política que podría demostrar cuan impopulares son en Colombia,  decidió cambiarse el nombre y lo justificó su máximo líder, nuestro coterráneo timochenko, diciendo en un tuit: “Quiero informarle a Colombia y a la comunidad internacional que apartir de hoy llevaremos el nombre de #COMUNES, porque somos un partido de gente del común trabajando por un país justo y con bienestar para la gente del común.”  

 

¿Lo son? El líder de las farc, en transito a comunes, Rodrigo Londoño, ha manifestado en medios de comunicación que su esquema de seguridad sería reducido y que no cuentan con los viáticos para cumplir con sus múltiples correrías nacionales, sin embargo, Alfonso Campos, director de la Unidad Nacional de Protección, le dijo a W radio que “Los recursos están, pero lo que pasa es que tenemos que invitar a racionalizar. Casi el 75% de los recursos para viáticos está destinado para el expartido Farc”.

 

Es decir que son comunes con privilegios, comunes que exigen, comunes que tienen lo que la gente del común no; o sino, hacen un berrinche. Según el portal radiomacondo.fm las supuestas “talanqueras” de la UNP impiden a los exguerrilleros que “realicen su actividad política y las tareas relacionadas con la implementación del acuerdo”.

 

¡Ecolecua! Con la campaña política iniciando, el partido requiere desmarcarse de un nombre que para Colombia es sinónimo de infamia, masacres, secuestro y narcotráfico: las farc; entonces, se inventan un cambio al tiempo que posan de victimas. Así, ponen al país a hablar de ellos desde la perspectiva que eligieron y no desde las disidencias que amenazan con establecer, de nuevo, un régimen de terror armado mientras sus excompañeros de combate buscan votos.

 

Quisiera pensar que no está fríamente calculado, pero no lo consigo. A pesar de la estrategia política, “aunque se vista de seda la mona, mona se queda.”

 

 

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La Televisión para la CRC

 Hubo un tiempo en que la televisión fue el medio de comunicación más poderoso, un tiempo en el que, en nuestro país, tuvo una entidad con rango constitucional que se dedicaba única y exclusivamente a ‘pensar’, regular y promover la industria.     —Sí, pensar así entre comillas porque le pudo la burocracia y la politiquería, pero produjo mucho más de lo que hizo su sucesora.—

 

Después, vinieron los recortes: de independencia, de personal y de funciones; entonces, la televisión quedó al garete, poco se volvió a saber de investigaciones sobre audiencias, del estado del mercado. No se volvió hablar de un tercer canal privado, ni de la televisión pública satelital o incluso del apagón análogo. 

 

El último documento que se produjo sobre contenidos, a la luz de la ley 182 del 1995, fue el acuerdo 02 de 2011, “por medio del cual se reglamenta la radiodifusión de contenidos en el servicio público de televisión abierta”; expedido por la Comisión Nacional de Televisión (CNTV). Es decir, por esa instancia que se dedicaba de manera única a la televisión. 

 

Publica en su página de internet la sala de contenidos de la CRC, —en eso quedó la máxima autoridad de la tv, en una dependencia— un proyecto de resolución en la que se compila y simplifica la regulación existente. Qué, como acertadamente indican es dispersa, excesiva y desactualizada. Hasta ahí todo bien, de hecho, demuestra que hay interés en atacar un problema real y que se comienzan a ver resultados. 

 

Lo triste es evidenciar, después de la compilación, la pobreza y superficialidad de nuestra regulación audiovisual, —no por culpa de ellos, sino de la falta de trabajo de sus antecesores.— Al tamizar lo que es obsoleto o estaba duplicado, quedaron 66 artículos que, en su mayoría, se limitan a temas operativos y de forma. De dos tomos de la publicación “El derecho de la televisión (2009) que contenían buena parte de la regulación de la materia en Colombia, quedaron 23 páginas en la propuesta de resolución.

Si bien el documento técnico del proyecto demuestra rigor, sustento y se puede apreciar la buena voluntad de la sala de contenidos de la CRC en poner orden; a mi juicio quedan algunos temas en el aire, como la cuota de pantalla, géneros poco cubiertos, publicidad política, de licor y tabaco, entre otros que ameritan revisión a la luz de las nuevas pantallas y realidades sociales. 

 

Sigue siendo una tarea pendiente lo prometido al acabar con la CNTV, bajo la premisa de transitar de una entidad análoga a una digital, mostrar resultados en términos de regulación y de promoción en todas las plataformas; ya que la televisión no es un soporte de transmisión sino, lenguaje de tv y narrativa en forma de contenidos independientemente de cómo llegue hasta el espectador.

 

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