Se avecina la época electoral y los candidatos a las elecciones de Congreso y presidencia comienzan a estructurar las estrategias para su proyección a la opinión pública. Cada tanto algunos comunicadores, algunos estrategas formados y otros mercachifles que se venden como gurús de la comunicación política porque hicieron un curso en internet, sobre campañas bajo el modelo ‘cuarto de guerra’, son convocados por los candidatos para que propongan sus ideas. —En el caso de los mercachifles hacen gira buscando incautos—.
Como parte de una investigación sobre videopolítica, entendida esta como piezas audiovisuales de contenido político que tienen una alta capacidad de impacto en los usuarios, se estudió el uso del video de flujo —streaming— en las pasadas elecciones a la gobernación del Quindío. Para quienes inician su camino en el diseño de las futuras campañas, aquí les van algunos de los hallazgos de la investigación que podrán servir de insumo para su ejercicio comunicativo.
El uso del streaming debería estar adoptado porque lleva ya algunos años en desarrollo, desde Meerkat, por ejemplo, y posteriormente en una gran cantidad de plataformas sociales; sin embargo, no ha tenido un uso adecuado por parte de las campañas políticas, por lo menos no las del Quindío.
La investigación arrojó como resultado que, de la totalidad de las piezas audiovisuales usadas por los dos candidatos que obtuvieron mayor votación, el 23.4 % correspondieron a transmisiones de flujo, un porcentaje bajo si se consideran las amplias posibilidades y economía que brinda la herramienta.
Adicional a esto, se identificó que la mayoría de las transmisiones se desarrollaron sin considerar condiciones técnicas, ni narrativas, lo que se traduce en imágenes caóticas, carentes de estética y en algunos casos sin mensaje. Es decir que, estas producciones realizadas con equipos de telefonía celular, corresponden, en su gran mayoría, a acciones de campo de los candidatos, sin preparación audiovisual y narrativa.
La investigación realiza una caracterización de los tipos de streaming usados y determina que, brillan por su ausencia las producciones que se ciñen al lenguaje audiovisual o que apropien tecnología para proponer productos más prolijos. Podría tratarse sí, de la generación de una narrativa propia condicionada por la técnica, sin embargo, también es posible que tenga que ver con el vertiginoso ritmo de una campaña y la disponibilidad de recursos para montar tácticas comunicativas más elaboradas y profundas, desde la perspectiva del mensaje, que hagan uso de las transmisiones de flujo.
Si el streaming se planea con tiempo, los candidatos tienen actitud, disposición y apartan espacios en la agenda, si se configuran los equipos humanos adecuados y se destina un recurso económico mínimo de comunicaciones; seguro el streaming audiovisual político puede ser un elemento diferenciador en las campañas del 2022.
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