Le atribuyen al economista estadounidense Paul Samuelson la siguiente frase, que refleja un lugar común dentro del imaginario que tiene la sociedad sobre quienes buscan llegar al poder: “Los políticos sirven para decirle a la gente lo que quiere oir, y lo que quieren escuchar es lo que no sucederá.”
La frase está estrechamente ligada con otro concepto que generalmente se ha relacionado con los países en vía de desarrollo, el populismo. Sin embargo, para el investigador Cristobal Rovira esto cambia a partir del “surgimiento de los partidos populistas de derecha radical en Europa y la elección de Donald Trump en los Estados Unidos”.
Con la claridad de que no es un problema de ideología; izquierda, centro o derecha, sino de un “régimen de pasiones” este autor propone 3 características básicas para identificar un discurso populista.
1. Las ideas expresadas están planteadas desde una perspectiva maniquea, es decir, que desestima los puntos intermedios, todo se reduce a la confrontación entre lo bueno y lo malo. De esta manera se justifica la polarización, desde la perspectiva de los ideales de cada uno de los individuos/ciudadanos. Para el caso de Colombia es fácilmente identificable la posición de candidatos, héroes salvadores, que prometen arreglar el país con propuestas que suenan muy bien, pero que no son posibles de realizar; por lo menos no en corto tiempo y con las condiciones de la estructura político-social del país.
2. Se presenta, por parte del líder, una concepción de pueblo idealizado, virtuoso, al que se le otorga un estatus superior y se le empodera como comunidad unificada. Pero no se les libera, más bien, se les guía, se les alecciona; haciéndoles creer que son autónomos, mas se les induce a repetir las ideas del discurso fabricado por el líder. Es común escuchar declaraciones de asistentes a actos masivos que corresponden a frases hechas, arengas rítmicas que son cantadas sin conocimiento de fondo de la problemática o incluso de la viabilidad técnica para ser ejecutadas.
3. Se instaura la noción de que existe una elite corrupta y viciosa y que esta lo es per se. Hay que reconocer que en una gran mayoría de los casos, esas elites han dado motivos para ser señaladas de corruptas, pero en el populismo esta condición se aprovecha para cabalgar sobre ella en el camino a romper con el estatus quo. Cambiar por cambiar.
Hemos escuchado frases que han sido inoculadas, como en la teoría comunicativa de la aguja hipodérmica, en el “pueblo” y que tienden a justificar el cambio por el cambio: “llevamos 20 años gobernados por los mismos”, entonces hay que elegir a otros no importa que prometan cosas que no sucederán.
Zapping: “Pedro Castillo es declarado ganador en las elecciones presidenciales de Perú” tituló el New york times, el 19 de julio de 2021. “El líder de izquierda, quien ha prometido renovar el sistema político y económico para abordar la pobreza y la desigualdad, derrotó por muy pocos votos a la hija de un expresidente encarcelado.” —¿Se les parece a algo que hayamos dicho en esta columna?—. Hoy, 8 meses después, el titular de la DW es ”Marchan en Lima contra el gobierno de Pedro Castillo” acompañado de una fotografía del líder de izquierda en la que dice “Lárgate, Mentiroso defensor de terroristas y ladrones”.
Reflexionó el alcalde de Lima en una entrevista en W radio. “Dicen que las personas inteligentes aprenden en cabeza ajena”.
¿Qué tan inteligentes seremos? Nos vemos en la red (0)
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