Siempre se ha dicho que el arte es un vehículo de canalización de energía positiva y la herramienta más efectiva para alejar a los jóvenes de los vicios y los malos comportamientos, pero a pesar del amplio conocimiento que hay del tema, en Colombia son contados los programas de primaria y bachillerato que se enfocan en entregar educación formal en artes. Uno de los pocos, ejemplo y modelo nacional, está en el Quindío, se trata de Fundanza.
El ministro de educación, Alejandro Gaviria, manifestó esta semana la intensión de trabajar en asocio con el sector cultura “para tener una jornada extendida donde la cultura , las artes, la música, hagan parte de la educación.” Esa idea se me hace conocida.
El exgobernador Padre Carlos Eduardo Osorio, desde el inicio de su mandato y por los cuatro años de gobierno, puso al frente de la Secretaría de Cultura a un artista y gestor quien, por su conocimiento y experiencia en el tema, sacó adelante un ambicioso programa de formación en artes en las instituciones educativas públicas del departamento. Desde el primer semestre del 2016, James Gonzáles Mata inició la estructuración del programa Primaria Artística, estableciendo los parámetros que deberían determinar la operación de un proyecto que, hoy, se puede calificar como exitoso.
El diagnóstico inicial arrojó como resultado que el 93% de los estudiantes de primaria de las Instituciones Educativas del Quindío, no recibían educación en las áreas artísticas de manera formal, por cuenta de que la legislación, ley 115 de 1994, deja en libertad a los rectores para que determinen la intensidad horaria y la manera como se incorporarán las artes a las mallas curriculares. Para cambiar esto, James Gonzáles consiguió realizar un trabajo articulado de manera transversal con las secretarías de cultura, educación e infraestructura. Inicialmente, el reto para el secretario de cultura consistió en encontrar rectores aliados que estuvieran de acuerdo con modificar sus Planes Educativos Institucionales y permitieran aumentar la cantidad de horas asignadas a las artes, convirtiéndolas en asignaturas principales y no en lo que popularmente se conoce como ‘costuras’. Se socializó la idea a los rectores, en busca de encontrar un colegio piloto, pero fue tal la acogida que en 2017 inició el programa en: Buenavista, Calarcá, Circasia, Montenegro, La Tebaida y Quimbaya; lo que constituye el 50% de los municipios del Quindío, cada uno con, por lo menos, una Institución Educativa, pasando de cero colegios a doce en 2017; en 2018 se incorporaron tres más, lo que representó un crecimiento del 25%.
El Panorama de la educación pública en el Quindío, en el gobierno del Padre Carlos Eduardo, mostró un importante aumento en cuanto a la dedicación de los estudiantes a las actividades que contribuyeron a su progreso académico, en ese sentido se pasó de cero alumnos matriculados en jornada única en el departamento en el año 2015 a 17,542 a junio de 2018 distribuidos en 47 Instituciones Educativas, y de estas, 10 ofrecieron, como parte de la formación en jornada única, clases en áreas artísticas.
El programa Primaria Artística en 2017 se enfocó en las instituciones educativas ubicadas en los barrios más vulnerables de los municipios del departamento del Quindío en grados 3ro ,4to y 5to de primaria; en 2018, como fruto del proceso de avance escolar, se dio inicio al Bachillerato Artístico, superando los 1800 estudiantes distribuidos en 60 grupos. Se trató de un programa que sacó sonrisas a estudiantes, padres de familia, profesores y sobre todo, a la comunidad que disfrutó de los resultados creativos y de mejores seres humanos.
En la próxima columna veremos el impacto de la educación artística en los estudiantes de colegio, razón por la que es muy pertinente la propuesta del ministro Gaviria, quien debería escuchar a un experto, como James Gonzales Mata, quien ya sabe cómo se implementa el proyecto.
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