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jueves, 29 de junio de 2023

PoliTik Tok

 Se vienen unas campañas territoriales en las que las redes sociales, nuevamente, serán la plataforma predilecta para la comunicación electoral. La diferencia está en que en este proceso que se avecina, Tik Tok podría tener más protagonismo que en la pasada contienda.

 

Ya en las presidenciales de 2022, Tik Tok, que ha evolucionado respeto a la tipología de contenido predominante y la segmentación de audiencias, jugó un papel importante para el posicionamiento de imagen de los candidatos. Rodolfo Hernández, por ejemplo, fue presidente en dicha plataforma, al punto que puso a los demás candidatos a hacer el ridículo en busca de igualarlo en ese terreno. Cómo olvidar los bailes de Oscar Iván Zuluaga. También está la lapidaria frase del candidato Petro sobre las banderas de la corrupción que logró enarbolar el Ingeniero Rodolfo en la red social: “Aquí necesitamos muchos jóvenes que hagan Tik Toks” dijo el candidato Petro y posteriormente infestó los medios con la premisa: “la corrupción no se combate con frases en Tik Tok”. —¿Al fin qué?—.

 

Así pues, la política colombiana está experimentando cambios en su forma de comunicar debido a la influencia de las redes sociales y las nuevas tendencias digitales. No solo en la comunicación electoral, sino también en la de gobierno. 

 

Tradicionalmente los contenidos institucionales, puestos en plataformas en línea, se han caracterizado por ser largos y cuidadosamente producidos, pero recientemente se han observado incursiones más dinámicas y adaptadas a las narrativas de las redes sociales, generando revuelo e interés entre los internautas. Esta adaptación busca conectar con el público y transmitir mensajes políticos de manera más cercana y efectiva.

 

Los políticos en campaña utilizan Tik Tok para fortalecer su marca personal y lucir más humanos y cercanos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, no todos los candidatos son aptos para esta plataforma, que exige un mensaje más coloquial y directo que no todos logran transmitir.

 

Esta tendencia de utilizar Tik Tok como una plataforma política plantea riesgos comunicacionales, por ejemplo, la sobre simplificación del mensaje político, que lleva al politainment banal; sin embargo, también representa grandes ventajas, al utilizar el lenguaje propio de la plataforma se facilita la penetración del mensaje y su conexión con otros tipos de audiencia. Por supuesto se requiere de un equipo de comunicación que tenga claro el discurso del candidato y las características narrativas de la plataforma para no caer futilidades.

 

¿En qué andarán nuestros políticos regionales? Veremos si en la próxima columna lo descubrimos.

 

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La Tv en Colombia II

 En la columna anterior, planteé que la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) busca justificar la actualización normativa en materia de contenidos de televisión. Lo hace mediante un estudio que inicialmente abordé con fines estrictamente disciplinares y académicos, pero que me comenzó a generar suspicacias políticas por la manera en que, en mi criterio, se forzó, en un contrato ya existente, un nuevo objetivo de investigación donde se incluyen temas que curiosamente (!) tienen que ver con un posible control a los contenidos en televisión, en un momento en que el gobierno está inconforme con la información que circula en los medios. 

 

Hay que decir que urge una regulación actualizada en materia de contenidos audiovisuales debido a los profundos cambios de tecnología y uso de los medios, pero no de manera tan puntual como lo plantea la CRC. 

 

Por otro lado, también me genera suspicacia el hecho de que el estudio lo haya realizado el CNC, misma firma que citó hace apenas unos días el presidente Petro para controvertir las encuestas que demuestran que su popularidad está por el piso. ¡Qué coincidencia!

 

Para ir a las conclusiones del estudio, recordemos el objetivo general del proyecto: “Actualizar la regulación vigente en materia de protección al televidente y participación ciudadana, propendiendo por el pluralismo y la imparcialidad informativa.”  Este objetivo se alcanzaría a partir de los resultados de los objetivos específicos, que a su vez se reflejan es las siguientes categorías:

 

Participación Ciudadana: El estudio plantea la limitada participación ciudadana de los televidentes debido a la falta de interés y desconocimiento de los mecanismos de participación y sugiere a la CRC revisar los mecanismos de atención a los televidentes. Nada nuevo.

 

Información al televidente: Según el documento, no hay consenso sobre la importancia de la información proporcionada sobre clasificación por edad, tipo de contenido, escenas y lenguaje en la selección de programas, aunque algunos televidentes consideran relevante esta información y toman acciones al respecto. Además, se destaca la necesidad de brindar información oportuna sobre cambios en la programación y canales. Sugieren que la CRC debe evaluar medidas regulatorias o de sensibilización para garantizar la información adecuada a los televidentes. Con esto se deja justificada la necesidad de intervenir los contenidos. ¿Control previo? A pesar de que los hallazgos son de Perogrullo. 

 

Defensoría del televidente: Los resultados del estudio revelan un desempeño moderado del Defensor del Televidente, con baja penetración y atención a las quejas. Por esto recomiendan promover su difusión en canales digitales y evaluar nuevos mecanismos de participación. También sugieren transmitirlo en horarios diurnos y fines de semana. 

 

Percepción de la responsabilidad de los operadores del servicio de televisión al momento de programar y emitir contenido:  El 69% de los encuestados considera que los operadores de televisión programan responsablemente. Es decir, que la mayoría no considera que estén siendo usados los medios audiovisuales para desinformar o con fines politiqueros. En esta conclusión sugieren que se debe revisar el código de autorregulación de los canales, que fue declarado nulo por el Consejo de Estado.

 

Las conclusiones no hacen un verdadero aporte al objetivo general del proyecto, puesto que no entregan información relevante que permita definir la necesidad de ejercer “control de contenidos” que es el único elemento que amerita análisis en el estudio.

 

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La Tv en Colombia

 El pasado 13 de junio, cuando se cumplieron 69 años del encendido de la televisión en Colombia, la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) publicó el documento: “Actualización Normativa en Materia de Contenidos: Participación Ciudadana y Protección y Defensa del Televidente”. En esta columna plantearé algunas inquietudes que me genera la investigación, especialmente, la motivación y el diseño. En la próxima revisaremos algunas de las conclusiones del estudio.

 

En el documento publicado en la página de la CRC se afirma que, “el 97% de los hogares en Colombia cuenta con un televisor y cerca al 72% de estos consumen televisión (TV) bajo la modalidad de suscripción”. Esto indicaría que cada vez son menos los usuarios de televisión abierta, es decir la que llega por antena sin pagar por el servicio. Pero hay que considerar que el estudio que llevó a dicho hallazgo se enfocó en los servicios OTT, en otras palabras y simplificando, los que se valen de internet para llegar hasta el usuario final ¿Los investigadores consideraron y midieron zonas de difícil acceso y no cubiertas por las OTT en el territorio nacional para concluir que es tan bajo el consumo de la señal abierta radiodifundida? ¿Qué pasa, entonces, con todo el desaplique de la TDT? En esta última se ha hecho una importante inversión estatal.

 

Por otro lado, la suspicacia respecto a la justificación radica en que se propone meter en el mismo saco a la televisión abierta y la tv por suscripción a través de la regulación del medio, pero ojo, no en el sentido amplio como debería ser, sino en el que refiere a las “…relacionadas con la participación ciudadana y la protección y defensa del televidente con un enfoque de pluralismo informativo”.

 

El estudio es fruto de una adición a un contrato de 2022 con el Centro Nacional de Consultoría —que estudiaba los niveles de comprensión y análisis de los usuarios de las ‘telcos’

respecto del marco normativo, y de la distinta información a través de la cual se les da a conocer las condiciones de los servicios, sus obligaciones y los derechos— a ese objeto le encajaron la nueva necesidad, a partir de la metodología de investigación utilizada, indicando que era “pertinente contar con información robusta desde la perspectiva de los televidentes, que permitiera demostrar la existencia de problemas que ameritaran la adopción de nueva regulación…” Así las cosas, a un contrato para validar como está llegando la información a los usuarios le dejaron la responsabilidad de validar la necesidad de una regulación en el área audiovisual.   

 

 

Con algo de malabarismo académico se planteó como problema de investigación que: “las medidas actuales de protección al televidente y participación ciudadana no reflejan la evolución del sector para promover el pluralismo y la imparcialidad informativa…” y se propuso como objetivo general, actualizar la regulación vigente, siendo uno de los objetivos específicos: ”Incluir en el marco regulatorio medidas que propendan por fortalecer el pluralismo y la imparcialidad informativa, en defensa de los intereses del televidente y el control de contenidos”. 

 

El pluralismo y la imparcialidad ya están reglados en Colombia por la ley 182 del 95, pero el control de los contenidos deja un fuerte tufo a censura, más en un momento donde el presidente de la República se ha ido lanza en ristre contra los medios de comunicación. ¿Es esta la puerta de acceso —camuflada de legalidad— al control previo de los contenidos mediáticos que claman algunos de los enemigos de la libre información?

 

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Los medios en peligro

 El ejercicio del periodismo incomoda a quienes ostentan el poder, no importa de qué ideología sean. Lo que sí es curioso es que los más críticos, quienes ejercieron oposición hasta mediados del 2022 y se quejaron por la falta de agudeza de los medios de comunicación, tildándolos de oficialistas, ahora reclamen porque no lo son. ¡Todo siempre tan conveniente!

 

La primera víctima en un régimen es la libertad de prensa. Es una premisa manida, pero verás, que comienza a generar zozobra ahora que los medios de comunicación convencional cumplen la tarea que les corresponde: informar sobre lo que pasa en el país ante la gravedad de la situación, que ha ido en aumento de manera constante. 

 

Los áulicos y fanáticos del presidente Petro están indignados -condición intrínseca a su naturaleza— y aupados por su mesías, ciegos e irracionales, cierran filas para atacar a los medios y periodistas que osan informar sobre las múltiples dudas que deja “el cambio”. Así, las bodegas Petristas se valen de ‘todas las formas de lucha’ para descalificar medios y periodistas: llamadas al aire, seguimientos, mensajes en redes sociales, pancartas, cadenas de WhatsApp, etc. Todo un sistema que entre organizado y espontáneo genera una atmosfera de caos.

 

Apenas hace unas semanas la Fundación para Libertad de 
Prensa (Flip) indico que: “el presidente Gustavo Petro ha atacado de manera reiterada y ha promovido una imagen negativa sobre el periodismo y los medios de comunicación en su conjunto. Sus mensajes terminan restándoles credibilidad; buscando presionar la agenda mediática para que aborde favorablemente su gestión; alimentando un discurso en el que la prensa es antagonista, y así abre la puerta a la criminalización de los medios.”  También hizo un llamado al presidente para que modere su discurso y le pidió que “reconozca y afirme públicamente el papel central que tiene una prensa libre en una democracia y se abstenga de emitir mensajes que perjudiquen la independencia de los medios.”

 

Caso omiso ha hecho, tanto él como sus altos funcionarios continúan echándole la culpa a la presa de que el pueblo se entere de sus andanzas o su inoperancia. Ayer en la marcha de apoyo motivada por el mismo presidente y gestionada por los sindicatos se vieron vallas que decían: “Los trabajadores NO conocíamos el poder silencioso, destructor, impredecible, perverso y satánico de los medios de comunicación…” días antes un fanático influenciador dejó ver lo que verdaderamente quieren “Colombia necesita una ley estatutaria para regular el artículo 20 de la constitución…”. Todo esto en línea con las iniciativas parlamentarias que han manifestado intervenir en los medios, como lo ha dicho la senadora Piedad Córdoba. 

 

El riesgo es latente y el vecindario, testigo de las consecuencias de las acciones contra los medios de comunicación, que acometen los gobernantes autoritarios —tigres sin salida que se vuelcan sobre quienes no los aplauden.— 

 

La otra cara de la moneda serán los medios públicos al servicio del gobernante, en manos de un personaje como Hollman Morris, ¿Aló, presidente?

 

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Medios Públicos

 10 meses tuvieron que pasar para que a RTVC llegara gerente en propiedad. La promesa de la dignidad no alcanzó para que los profesionales de los medios públicos pudieran tener, desde el principio, la tranquilidad de contar con un mapa de ruta oficial y la certeza de si habría continuidad en sus posiciones, que no son políticas, sino técnicas y artísticas.

 

Llega Nórida Rodríguez a la cabeza del Sistema de Medios Públicos, eso significa que la actriz y abogada deberá dar línea sobre las 54 emisoras del sistema radial público nacional; los canales de televisión radiodifundida Señal Colombia e Institucional; la plataforma RTVCplay, y Señal Memoria, un mega archivo que resguarda la historia audiovisual y sonora del País. No es poca cosa. La nota de prensa de la entidad indica que “Entre los retos de la nueva gerente están avanzar en el rediseño institucional de RTVC, la ampliación, cobertura y transición de la TDT, la implementación de las Emisoras de Paz restantes”. No menciona nada de contenidos, ¡curioso!

 

Nórida, ciertamente, no es ajena al medio; ha pasado su vida entre los sets y la cultura, gran punto a favor. Más, si se compara con algunos otros gerentes de la entidad que ninguna relación han tenido con el sector. Aun así, su perfil no es el de una avezada productora que comprenda tanto aspectos artísticos, como técnicos y de producción. A esto hay que sumarle los administrativos y políticos propios del cargo que asumió antes de ayer. 

 

Por lo anterior, es clave el equipo de trabajo, debe Nórida rodearse bien, contar con Subgeretes técnicos en cada una de sus áreas (Radio, Televisión y Administrativo) capacitados y despolitizados. Ese es el problema.

 

Para la subgerencia de televisión anuncian a Hollman Morris, quien ha querido ser Alcalde de Bogotá. Es cierto que su formación y experiencia se ajustan al perfil de quien pudiera llevar ese cargo, y más aún ser gerente general, pero tiene varios sambenitos que lo abrazan: maltrato a su esposa, censura a periodistas y malos manejos en Canal Capital, donde fue Gerente cuando Petro era Alcalde. Por eso, a pesar de ser un fiel secuaz del hoy presidente, no pudo ser Ministro Tic, ni llegar directo a la Gerencia General de RTVC. 

 

Morris no disimula su activismo, ni sus ganas de ser gerente, lleva meses publicando en tuiter sus ‘logros’ como líder de Canal Capital, esto dijo en octubre de 2022: “Hubo un tiempo en Bogotá donde construimos una Tv pública promotora de derechos humanos y paz. Eran los tiempos de la Tv + Humana…” además de retuitear los mensajes de su comité de aplausos, como: @indivisibles1 “Desde el sector audiovisual Alternativo de Btá todo nuestro apoyo a @HOLLMANMORRIS, en @RTVCco los sectores populares tendrán una voz protagónica. Adelante @petrogustavo El cambio es con la TV Pública al servicio de la ciudadanía.” 

 

El ego de Morris es tan solo comparable con el del mismo Petro, luego no es aulagueño llegar a ocupar una subgerencia cuando él mismo se ha echado flores y ha manifestado que merece ser Gerente. Así las cosas, Nórida no la tiene fácil porque Morris en vez de llegar a apoyar va a quererse imponer, buscará ser el poder detrás del poder y, bueno, ya son conocidas sus actitudes con las mujeres.

 

Otro problema de que Hollman Morris llegue a la subgerencia de televisión de RTVC es que, supuestamente, lo hace para liderar los informativos, eso implica establecer la línea editorial de un medio público,lo que no es compatible con su bien conocido fanatismo de izquierda. 

 

En diciembre de 2022 tuiteó: “Para el gobierno del CAMBIO es urgente hacer pedagogía de cada iniciativa que se propone. ¿Que hace la Radio y la TV pública repitiendo el relato de los medios privados? No entienden el proyecto del CAMBIO y caen en la "INERCIA" Una lástima.” A lo que el periodista Santiago Ángel respondió: “El Gobierno Nacional debe garantizar la ecuanimidad y la pluralidad de los medios públicos y no nombrar a Hollman Morris en RTVC. Sería un riesgo para el derecho a la información desde los medios públicos.” En ese mismo sentido se manifestó, al aire, el periodista Juan Pablo Calvás en W Radio. Hollman rápido ripostó con una perorata sobre sus logros en Canal Capital, parece que se le olvidan estos titulares:  Investigan a Hollman Morris por presuntas irregularidades en contratación (El Espectador, 2014); Procuraduría adelantará audiencia contra Canal Capital por concierto de Paul McCartney (W radio,2013); Mauricio Arroyave denuncia censura de Hollman Morris en Canal Capital (Blu radio,2014) y Así podría seguir.

 

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“Una apuesta perdida”

 El arte y la cultura deberían ser pilares fundamentales para el desarrollo social y la transformación del país. Sin embargo, suelen ser utilizados como herramientas políticas de campaña y abandonados por los gobernantes en el ejercicio de su mandato.

 

Al contrastar el entusiasmado “Pacto por la cultura, el arte y el deporte” presentado por los candidatos Gustavo Petro y Francia Márquez en campaña, con la cruda realidad expuesta en la carta enviada a Petro, ahora presidente, por un número importante de artistas que antes estuvieron plenamente comprometidos con la causa del Pacto Histórico. Resulta evidente el decepcionante olvido al que se ha sometido el sector. La carta afirma: “Gente de la cultura de toda Iberoamérica observa con expectativa cuál será la apuesta cultural del primer gobierno progresista de Colombia sin entender por qué lo que se avizoraba como una propuesta que inspiraría otros países y agendas culturales del continente, hoy parece una apuesta perdida”

 

El texto del plan de gobierno de Petro propuso promover los bienes comunes de la producción cultural, democratizar el espacio público y fortalecer los espacios culturales. Suena maravilloso en teoría, pero ¿dónde está la acción concreta para respaldar estas palabras? Solo se conocen las gestiones realizadas por la exministra Patricia Ariza para agregar una ‘S’ al final del nombre de la cartera que tuvo a su cargo hasta febrero de este año, la idea de borrar los murales del Capitolio por machistas y la polémica por cuenta del sistema de orquestas promovido por la primera dama. 

 

La carta de los artistas, por su parte, denuncia la falta de liderazgo: "No hay un rumbo cierto en el Ministerio de Cultura, lo que hoy sucede en esta cartera no representa una visión progresista de las artes y la cultura." Da cuenta de esto la interinidad en los cargos directivos y la ausencia de políticas claras y ejecutorias en áreas críticas como el patrimonio, la infraestructura cultural y el desarrollo económico del sector.

 

Mientras el pacto por la cultura enunció el apoyo a las expresiones culturales y deportivas dinamizadas por la juventud, la carta señala la falta de un verdadero respaldo a esos artistas y gestores culturales: “Le pedimos que oiga las quejas que vienen apareciendo en muchos medios de comunicación. Lea las cartas que desde muchos sectores del arte y la cultura le han escrito, los más de cincuenta artículos y editoriales publicados por agentes culturales que con libertad e independencia le solicitan dar un viraje en ese campo, Por favor oiga y lea esos liderazgos leales a la visión progresista de una Colombia diversa y humana que le hablan con respeto, pero también con claridad.”

 

Mientras el plan de gobierno destaca la importancia de la difusión de contenidos culturales de alta calidad, la carta lamenta la falta de políticas claras en este ámbito. La ausencia de apoyo a los artistas en la creación de contenidos para plataformas digitales y el descuido de sectores estratégicos como la industria cinematográfica nacional son un reflejo de la falta de visión y compromiso real hacia el desarrollo cultural.

 

Existe un abismo evidente entre las promesas y la realidad en lo que respecta al apoyo y promoción de la cultura en Colombia. 

Veremos si el presidente escucha a los artistas y no los deja como dicen ellos de forma poética: “como los coroneles de antiguas guerras que nunca recibieron respuesta del gobierno. Ojalá más temprano que tarde tenga el tiempo de ir al puerto a revisar su correo, para leer nuestra carta y dar respuesta a la petición que ahora le hacemos.”

 

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