El arte y la cultura deberían ser pilares fundamentales para el desarrollo social y la transformación del país. Sin embargo, suelen ser utilizados como herramientas políticas de campaña y abandonados por los gobernantes en el ejercicio de su mandato.
Al contrastar el entusiasmado “Pacto por la cultura, el arte y el deporte” presentado por los candidatos Gustavo Petro y Francia Márquez en campaña, con la cruda realidad expuesta en la carta enviada a Petro, ahora presidente, por un número importante de artistas que antes estuvieron plenamente comprometidos con la causa del Pacto Histórico. Resulta evidente el decepcionante olvido al que se ha sometido el sector. La carta afirma: “Gente de la cultura de toda Iberoamérica observa con expectativa cuál será la apuesta cultural del primer gobierno progresista de Colombia sin entender por qué lo que se avizoraba como una propuesta que inspiraría otros países y agendas culturales del continente, hoy parece una apuesta perdida”
El texto del plan de gobierno de Petro propuso promover los bienes comunes de la producción cultural, democratizar el espacio público y fortalecer los espacios culturales. Suena maravilloso en teoría, pero ¿dónde está la acción concreta para respaldar estas palabras? Solo se conocen las gestiones realizadas por la exministra Patricia Ariza para agregar una ‘S’ al final del nombre de la cartera que tuvo a su cargo hasta febrero de este año, la idea de borrar los murales del Capitolio por machistas y la polémica por cuenta del sistema de orquestas promovido por la primera dama.
La carta de los artistas, por su parte, denuncia la falta de liderazgo: "No hay un rumbo cierto en el Ministerio de Cultura, lo que hoy sucede en esta cartera no representa una visión progresista de las artes y la cultura." Da cuenta de esto la interinidad en los cargos directivos y la ausencia de políticas claras y ejecutorias en áreas críticas como el patrimonio, la infraestructura cultural y el desarrollo económico del sector.
Mientras el pacto por la cultura enunció el apoyo a las expresiones culturales y deportivas dinamizadas por la juventud, la carta señala la falta de un verdadero respaldo a esos artistas y gestores culturales: “Le pedimos que oiga las quejas que vienen apareciendo en muchos medios de comunicación. Lea las cartas que desde muchos sectores del arte y la cultura le han escrito, los más de cincuenta artículos y editoriales publicados por agentes culturales que con libertad e independencia le solicitan dar un viraje en ese campo, Por favor oiga y lea esos liderazgos leales a la visión progresista de una Colombia diversa y humana que le hablan con respeto, pero también con claridad.”
Mientras el plan de gobierno destaca la importancia de la difusión de contenidos culturales de alta calidad, la carta lamenta la falta de políticas claras en este ámbito. La ausencia de apoyo a los artistas en la creación de contenidos para plataformas digitales y el descuido de sectores estratégicos como la industria cinematográfica nacional son un reflejo de la falta de visión y compromiso real hacia el desarrollo cultural.
Existe un abismo evidente entre las promesas y la realidad en lo que respecta al apoyo y promoción de la cultura en Colombia.
Veremos si el presidente escucha a los artistas y no los deja como dicen ellos de forma poética: “como los coroneles de antiguas guerras que nunca recibieron respuesta del gobierno. Ojalá más temprano que tarde tenga el tiempo de ir al puerto a revisar su correo, para leer nuestra carta y dar respuesta a la petición que ahora le hacemos.”
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