¡Señoras y señores ha llegado el candidato del pueblo! Así inicia Don Petrimetre, la más reciente canción de la banda quindiana Némesis. Un tema pertinente para la época, una composición en la que se eleva una mordaz reflexión sobre la parte oscura de la política.
La canción está llena de referencias reales. Iniciemos por el nombre, un petrimetre es, según la RAE, una“persona que se preocupa mucho de su compostura y de seguir las modas.” ¿Se les parece a alguien?
El video inicia con un pertrimetre con cabeza de caballo, aunque le hubiera sentado bien la de un delfín, el candidato llega a dar su discurso muy bien trajeado y con guantes blancos, su actuación está llena de ademanes manidos, prefabricados.
Conforme a la tipología del videoclip, propuesta por Gonzales Requena, es una pieza de tipo performático con algunos elementos descriptivos y trazas conceptuales. La hibridación es común en la producción de videos musicales.
Don Petrimete es una canción de rock, potente, con riffs de guitarra y bajo densos, pesados, que invitan al headbanging. Su letra le habla de frente a los políticos de profesión, esos que no saben nada, pero alardean de todo, esos que van de puesto en puesto sin importar la disciplina: igual son gerentes de lotería que secretarios de cultura.
La canción pasa después a describir cómo los partidos se han perdido en el protagonismo del candidato: “del partido rojo era/Pero en el verde estaba/con los azules jugaba/y con los grises ganaba.” Dice a la letra.
El video deja claro que Don Petrimetre es un ser vil, pero sobre todo que es un títere que le debe su puesto a las malas prácticas: “sus colas de ratas sacuden/se agachan ante sus jefes/caciques de los carteles”. Pero este político tipo, nada sería sin el pueblo, al que le reclama también la canción en tono veintejuliero “y ustedes venden su conciencia por contratos de tres meses… y un rico y delicioso tamal de cerdo”. Es triste… pero es verdad.
Zapping: Cambiando de género, pero no tema, Colombia por cuenta de Petro parece una canción de Arjona, un gran oxímoron que inicia con un tributo a la demagogia: somos potencia de la vida,dice el gobierno, pero las masacres, los secuestros, la impunidad y en general la violencia son el pan de cada día. Si a lo anterior le sumamos el empecinamiento por acabar con el sistema de salud, la palabra vida quedará reducida a una utopía solo posible en la mente del mandatario nacional.
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