Desde el famoso “la línea ética se va correr un poco” del desvergonzado Guanumen, quedó claro que en el equipo del presidente Petro existen dos frentes de trabajo, el legal, que él llama “oficial” y el que el asesor denomina “línea lateral de defensa y ataque”. Esto queda evidenciado en viva voz y frondoso bigote en los videos que se hicieron públicos en campaña.
Pues bien, la mentada línea lateral jamás terminó la campaña, se han mantenido en pie de lucha y activos ante cualquier opinión que se distancie de sus ideales sectarios. Esta columna ha sido víctima de la aplicación a raja tabla del flujo de trabajo implementado por los bodegueros, cada que se escribe algo sobre Petro aparecen con un libreto cargado de improperios y ataques ad hominen. Pasa a todo el que no aplauda al supremo, basta con leer las quejas de líderes de opinión nacional denunciando el caso en sus redes sociales.
No solo se trata de los influenciadores, que son la punta de un iceberg con raíces profundas compuestas por borregos ciegos, ‘estrategas políticos’ y lo que la opinión pública y los medios han llamado bodegas, una suerte mercenarios de las redes sociales que tienen por misión monitorear —lo que se le conoce como escucha activa— todo lo que se dice de su mesías y su entorno.
Es una red intricada con diferentes niveles, a los “activistas”-influenciadores —así se hacen llamar muchos de los que han logrado ganar un número importante de seguidores en redes sociales y por cuenta de esto hasta llegaron al capitolio nacional y otros espacios de representación gracias a las listas cerradas, verbigracia María Fernanda Carrascal o Susana Boreal— se les asigna la misión de implantar la agenda, es decir de regar los mensajes de “ataque o defensa”, según sea el caso diario. Este gobierno es opíparo en cuanto a escándalos se refiere.
No es difícil imaginar un equipo reunido estableciendo las líneas de defensa en torno al tema del día, aunque el guion está escrito y el mérito está, en verdad, en la coordinación para salir rápidamente a responder ante cualquier reclamo al mandatario. Los mensajes se riegan como pólvora y muchos copian y pegan sin ni siquiera tomarse la molestia de adaptarlos a su estilo comunicativo.
En tono de sátira @danielsampero más o menos esbozó esto en un trino el día de ayer: “La primera dama se gastó mil millones en un séquito integrado por maquillador, fotógrafo y dama de compañía... Inmediatamente el rebaño: - Pero no ordenó bombardear niños. - Pero no se robó 70 mil millones. - Se quejan del séquito de la primera dama pero no dicen de cuánto nos cuesta la seguridad de Uribe. - La imagen de la primera dama es la de #Circombia ante el mundo. - Esos contratos venían del gobierno de Duque. Definitivamente el petrismo, como cualquier fanatismo, es una forma de ceguera.”
El tema da para mucho más, ¿dónde nacen los mensajes? ¿Quién los aprueba? ¿De dónde salen los recursos para mantener activas las bodegas? No olvidemos uno de los escándalos de cierre de 2023 donde un ‘influenciador’ con ínfulas de académico fue denunciado por Cathy Juvinao por realizar perfilamientos. La congresista dijo que es muy grave que “se esté pagando con recursos públicos a verdaderos 'ejércitos digitales' para perfilar y atacar a congresistas y periodistas que se consideran contrarios a Gustavo Petro”.
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