Hoy, y cada primer jueves de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Preservación Digital, una fecha que pone en primer plano un desafío fundamental para nuestra época: la preservación de la gran cantidad de información y contenido cultural que, cada día, se genera y almacena en plataformas digitales. El llamado de atención de esta fecha no solo invita a reflexionar sobre los aspectos técnicos de la conservación digital, sino también sobre su importancia cultural y social en un mundo donde cada vez más aspectos de la vida se inscriben en lo digital. Así, la preservación de estos registros se convierte en un acto de responsabilidad con la memoria e identidad.
La preservación digital enfrenta múltiples desafíos. Desde el avance vertiginoso de la tecnología hasta los problemas de compatibilidad de formatos y el posible deterioro de los dispositivos de almacenamiento, la tarea de conservar el legado digital exige una intervención constante y coordinada entre instituciones, gobiernos y usuarios. En este sentido, la Digital Preservation Coalition (DPC) resalta que la preservación digital es, más que una acción técnica, un acto de compromiso con la historia humana, en el que se asegura la disponibilidad de nuestro conocimiento y cultura para futuras generaciones.
La conservación de documentos digitales es fundamental para el estudio y el análisis de la cultura contemporánea. Al igual que las bibliotecas y archivos tradicionales que resguardan manuscritos, periódicos y registros históricos, el espacio digital es hoy el depósito de nuestra identidad cultural y mediática. Sin embargo, la naturaleza efímera de muchos de estos contenidos –desde publicaciones en redes sociales hasta producciones audiovisuales y archivos sonoros– plantea preguntas sobre su perdurabilidad. Por un lado, la rápida evolución y obsolescencia de las plataformas y tecnologías puede llevar a la pérdida de información relevante sobre nuestros tiempos por falta de acceso a dispositivos de lectura -trate de sacar un archivo de un disquete de 3.5 pulgadas en este momento-. Por otro lado, la gran cantidad de información hará difícil encontrar lo verdaderamente relevante entre tanta ‘basura’ que puede haber, algo así como “una aguja en un pajar”.
La preservación digital actúa como una forma de defensa
frente al olvido cultural, funcionando como una "arqueología digital" que permite conservar y entender nuestro legado en la era de las tecnologías emergentes. Es fundamental que tanto los medios como las instituciones académicas se involucren en proyectos de archivo y conservación para asegurar la integridad de la historia que se produce y distribuye en digital.
Además, en un contexto de postverdad y desinformación, la conservación de documentos digitales originales y verificables podría convertirse en un escudo frente a la manipulación histórica y el revisionismo arbitrario. Cada documento conservado se convierte en un testimonio de los valores y narrativas de nuestro tiempo.
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