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Carmesí es un libro ilustrado de Microcuentos, disponible bajo licencia Creative Commons 4.0 (CC,BY) escrito por Jorge Urrea. Siéntase libre de Descargarlo y compartirlo

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martes, 3 de diciembre de 2024

El éXodo

El éxodo de algunos medios de comunicación de la plataforma Twitter (X)reabre el debate sobre ¿cómo habitar un entorno digital cada vez más hostil sin renunciar a los valores del periodismo? La decisión de abandonar la red social, tomada recientemente por medios como The GuardianDagens Nyheter y La Vanguardia, refleja la creciente insatisfacción con las dinámicas de desinformación que proliferan en estas plataformas. Sin embargo, esta salida no me deja del todo la idea de pulcritud que pretenden implantar los medios salientes.

 

Por un lado, es indiscutible que Twitter, bajo la administración de Elon Musk, ha ampliado los márgenes para la difusión de teorías conspirativas y contenidos polarizantes. La reducción de la moderación en nombre de la "libertad de expresión" ha puesto en el centro del debate el equilibrio entre el derecho a opinar y la necesidad de combatir la desinformación. En un contexto donde movimientos negacionistas e instauradores de narrativas antidemocráticas pescan en río revuelto, la retirada de los medios puede interpretarse como un acto de resistencia ética. Dejar de alimentar estas plataformas con contenido legítimo puede ser una forma de no legitimar un ecosistema tóxico que perjudica la deliberación democrática.

 

Sin embargo, ¿cuáles son las consecuencias de abandonar un espacio donde todavía habita una parte significativa de la audiencia? Según Stephen Barnard, especialista en manipulación mediática, la salida de los medios de X tendrá un impacto limitado en términos de tráfico, ya que otras plataformas generan más visitas a los sitios de noticias. Aun así, hay un costo simbólico: el alejamiento puede ser leído como una renuncia a disputar la narrativa en el mismo campo de batalla donde la desinformación avanza sin freno.

 

Desde una perspectiva comunicacional, este movimiento plantea interrogantes sobre las estrategias futuras del periodismo. Las redes sociales, alguna vez aliadas en la construcción de comunidades y el fortalecimiento de la interacción con las audiencias, se han convertido en armas de doble filo, que impulsan los contenidos, pero a la vez acaparan el tráfico de las audiencias. Así, los medios, al abandonar plataformas como Twitter, enfrentan el desafío de reinventar su relación con el público, apostando por espacios más seguros y responsables, allí surgen propuestas como Bluesky o Mastodon, aunque estos todavía carecen de influencia masiva y a juzgar por los lánguidos resultados de Truth (Trump) y Threads(Meta) la apuesta no será fácil.

 

La decisión de quedarse o irse de Twitter no es sencilla, ni debe ser evaluada con simplismos. Es una elección estratégica que cada medio toma en función de sus principios y necesidades, incluso, de afán de figuración. Sin embargo, lo que está claro es que, en este panorama de crisis de credibilidad y desinformación, la prensa tiene el deber de no claudicar en su misión de informar y desmentir bulos. Como ciudadanos, nuestro deber esexigir un periodismo que, independientemente del canal que utilice, siga siendo la primera opción frente a la manipulación informativa.

 

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Audiencias y Periodismo Digital

En un mundo donde el periodismo enfrenta una transformación sin precedentes, el papel de la audiencia es relevanteAfirma Ana Isabel Rodríguez Vázquez (2024) que las audiencias ya no son meros receptores pasivos de información, sino actores estratégicos que impulsan la evolución de los medios. Este cambio de paradigma exige que los medios de comunicación pongan a las audiencias en el centro de su estrategia, un desafío tan estimulante como inevitable.

El artículo resalta que los medios digitales están adoptando el modelo de “audience-first” para adaptarse a las demandas de transparencia, credibilidad y contenido de calidad que exigen los usuarios actuales. Esta orientación es más que una moda; es una condición esencial para la sostenibilidad del periodismo en la era digital. En un entorno de creciente desconfianza y desinformación, la transparencia y la ética se han convertido en los pilares que pueden reconstruir la relación entre los medios y sus audiencias.

Sin embargo, el reto no es sencillo. La búsqueda de clics y la presión por obtener viralidad pueden desvirtuar la calidad informativa y la profundidad del contenido. Estos autores advierten sobre el riesgo de caer en una lógica de clics que priorice la popularidad por encima de la integridad periodística. Aquí es donde entra el concepto de engagement o compromiso de calidad: se trata de conectar emocional e intelectualmente con los usuarios, construyendo una relación sólida que valore tanto la información rigurosa como la participación activa de las audiencias.

Otro aspecto clave en este estudio es el impacto de las redes sociales en la configuración de estas nuevas dinámicas. Las plataformas sociales ofrecen a los medios oportunidades para experimentar con nuevos formatos y llegar así a públicos más jóvenes. Pero también presentan desafíos, como la lucha contra la desinformación y la necesidad de gestionar los datos de manera ética.

En el centro de este tipo de debate ha estado, por ejemplo, la revista Semana, que desde hace un par de años vieneaplicado el uso del clickbaituna estrategia que consiste en crear titulares sensacionalistas o inconclusos para captar la atención del usuario y hacer que haga clic en un enlace. Este enfoque suele exagerar o distorsionar la información, generando expectativas que rara vez se cumplen al leer el contenido completo. Eclickbait, aunque puede aumentar temporalmente el tráfico, también puede perjudicar la credibilidad del medio y contribuir a la desinformación, ya que prioriza la atracción inmediata sobre la calidad o la precisión de la información presentada.

Si se pone en riesgo el más preciado de los valores del periodismo se abre la puerta para que prosperen estrategias de desprestigio a los medios como la filtrada por, precisamente, la revista Semana, donde Gustavo Bolívar confiesa que hay un plan sistemático para minar la credibilidad de los medios cuando afirma: “Todas estas campañas que se han hecho contra Caracol, RCN, Semana, pues han dado resultado”.

La prioridad, pues, es entender las expectativas y necesidades de las audiencias, ofreciendo un periodismo que no solo informe, sino que motive a un consumo crítico de los medios.

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Pajar Digital

Hoy, y cada primer jueves de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Preservación Digital, una fecha que pone en primer plano un desafío fundamental para nuestra época: la preservación de la gran cantidad de información y contenido cultural que, cada día, se genera y almacena en plataformas digitales. El llamado de atención de esta fecha no solo invita a reflexionar sobre los aspectos técnicos de la conservación digital, sino también sobre su importancia cultural y social en un mundo donde cada vez más aspectos de la vida se inscriben en lo digital. Así, la preservación de estos registros se convierte en un acto de responsabilidad con la memoria e identidad.

 

La preservación digital enfrenta múltiples desafíos. Desde el avance vertiginoso de la tecnología hasta los problemas de compatibilidad de formatos y el posible deterioro de los dispositivos de almacenamiento, la tarea de conservar el legado digital exige una intervención constante y coordinada entre instituciones, gobiernos y usuarios. En este sentido, la Digital Preservation Coalition (DPC) resalta que la preservación digital es, más que una acción técnica, un acto de compromiso con la historia humana, en el que se asegura la disponibilidad de nuestro conocimiento y cultura para futuras generaciones.

 

La conservación de documentos digitales es fundamental para el estudio y el análisis de la cultura contemporánea. Al igual que las bibliotecas y archivos tradicionales que resguardan manuscritos, periódicos y registros históricos, el espacio digital es hoy el depósito de nuestra identidad cultural y mediática. Sin embargo, la naturaleza efímera de muchos de estos contenidos –desde publicaciones en redes sociales hasta producciones audiovisuales y archivos sonoros– plantea preguntas sobre su perdurabilidadPor un lado, la rápida evolución y obsolescencia de las plataformas y tecnologías puede llevar a la pérdida de información relevante sobre nuestros tiempos por falta de acceso a dispositivos de lectura -trate de sacar un archivo de un disquete de 3.5 pulgadas en este momento-. Por otro lado, la gran cantidad de información hará difícil encontrar lo verdaderamente relevante entre tanta ‘basura’ que puede haber, algo así como “una aguja en un pajar”.

 

La preservación digital actúa como una forma de defensa 

frente al olvido cultural, funcionando como una "arqueología digital" que permite conservar y entender nuestro legado en la era de las tecnologías emergentes. Es fundamental que tanto los medios como las instituciones académicas se involucren en proyectos de archivo y conservación para asegurar la integridad de la historia que se produce y distribuye en digital.

 

Además, en un contexto de postverdad y desinformación, la conservación de documentos digitales originales y verificables podría convertirse en un escudo frente a la manipulación histórica y el revisionismo arbitrario. Cada documento conservado se convierte en un testimonio de los valores y narrativas de nuestro tiempo

 

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